Estamos en 1959 y se dedica a ver en su mansión de Beverly Hills viejas películas suyas, sobre todo las románticas donde actuaba con su amigo Jerry, uno de los mejores paternaires que tuvo siempre.
Su amigo y representante trata de que salga a la calle y viva el presente, y para ello le busca una entrevista con un director ya adulto con el que la actriz trabajó años antes.
Pero no hay suerte porque el papel que le ofrecen es el de una madre. Lo rechaza pues cree que sigue siendo joven...
Gran episodio, lleno de melancolía y ternura, de pasión por un oficio y de lucha contra el paso del tiempo.
La protagonista, enérgica en todo momento, no acepta que ya es mayor y cuando comprueba que sus viejos amigos son como ella, es decir, bastante mayores, no lo acepta.
Un episodio notable, con magníficas interpretaciones, sobresaliento la gran Ida Lupino, que borda su difícil papel.
Fantasía y sueños ¿hechos realidad? se funden con una tristeza inherente al ser humano según avanzan los años y nuestros sueños van desapareciendo.
De gran belleza formal y tonal, se beneficia de la magnética, sutil y elegante dirección de uno de los grandes: Mitchel Leisen.
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